jueves, 9 de octubre de 2008


Hace poco mas de 2 años era nuevamente secuestrado y desaparecido Jorge Julio López y a pesar de las insistentes denuncias que se han hecho sobre las graves irregularidades en la investigación sobre su destino y sobre los culpables de su desaparición, poco o nada se avanzo en el esclarecimiento del hecho, llegando a la paradoja que el único imputado en el curso de este tiempo es un compañero apresado mientras pintaba en una pared por su “aparición con vida y el juicio y castigo a los culpables”.
Por eso consideramos imprescindible recordar y reflexionar sobre Jorge Julio López y lo que implica su desaparición
Julio López, un albañil de más de setenta años, ex-detenido desaparecido en la última dictadura militar, se animó 30 años después de aquella traumática experiencia a remover esas terribles vivencias y declarar frente a un ex represor suyo sin más interés que la necesidad de verdad y justicia.
Ni la mejor narración y descripción alcanzan para transmitir lo que Julio López logra transmitirnos en sus temblorosas pero firmes y transparentes declaraciones contra el represor Miguel Etchecolatz. Lo movilizante y terrible de ver y escuchar a Julio, hablar de cómo lo torturaban a él y a otros; de cómo una compañera de celda le pidió que si él lograba salir, buscara a su hijita para decirle lo mucho que la amaba; de cómo desearía por momentos matar él mismo con sus propias manos a Etchecolatz pero que un instante después de sentirlo concluye en que no es ese el justo camino. No nos alcanzan las palabras para transmitir lo que, solo una persona que lo ha vivido y sufrido en carne propia, puede llegar a hacer y/o decir.
A Julio López lo desaparecen el 18 de septiembre de 2006. Y decir que en democracia han desaparecido a Julio, es decir también de la presencia de la impunidad del pasado más terrible, en este presente. Si a Julio lo desaparecen es porque, por un lado, hay quienes tienen el poder de hacerlo desaparecer (instalando el terror en los testigos de los próximos juicios a ex-represores), mientras por otro lado quienes teniendo el poder de impedirlo en su momento y de encontrarlo a él junto a los culpables intelectuales y materiales directos, no lo hacen.
Recordar a Julio López implica tener en mente todo esto. Que hay quienes están dispuestos a desaparecer gente, por que la vida de algunos no vale nada, o lo que es casi lo mismo, tiene un precio.
Recordar a Julio López es levantar la bandera que (quizás sin quererlo el mismo Jorge Julio López) levantó cuando se animó a declarar: Una bandera que lleva inscripta la búsqueda de verdad y justicia, una bandera de lucha para que los DDHH dejen de ser solo un ideal y estén garantizados para el conjunto de la sociedad.
Fueron dos años de marchas, de denuncias, de discursos. Dos años con el mismo horror, acusando a la impunidad de los secuestradores de López y al encubrimiento gubernamental.
Seguimos levantando las banderas que levantó Julio, y exigiendo su aparición con vida y castigo a los culpables


A dos años de la desaparición de Jorge Julio López:
El gobierno es responsable. Exigimos aparición con VIDA YA!
BASTA de gatillo fácil. LIBERTAD a los presos políticos.
JUICIO Y CASTIGO a los responsables políticos y materiales del asesinato de Carlos Fuentealba.BASTA de persecución a los luchadores populares

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿El gobierno encubridor?
Nunca avanzamos tanto en DD HH como lo estamos haciendo ahora.
A ustedes les meten un casetito en la cabeza y repiten cualquier cosa...
Loritos.
Quién los adoctrina, Lakonich o Buzzella?